Este espacio debería titularse Nada que decir. Y después de recomendar silencio y soledad, apagar la pantalla, la radio y el teléfono.
Apagar, apagarse, cerrar y enmudecer.
Al menos por una vez en la vida.
Dedicarnos esta pausa global, y aprovechar la interrupción que hará posible una pregunta esencial.
Se han oído durante estas semanas opiniones interesantes, declaraciones urgentes, consejos útiles y diatribas ociosas. Pero queda por hacer una pregunta: todo esto ¿qué significa?
¿Qué significa este inconcebible acontecimiento? ¿Qué significado tiene un mundo que se detiene y se confina? ¿Qué quiere decir eso de morir asfixiado? Centenares de miles de seres humanos que mueren sin poder respirar.
¿Qué representa la contemplación pasiva de una ruina lenta e implacable? ¿Y qué supone para nosotros esta inédita lección de impotencia?
Hay que hacerse la pregunta y dejar que la envuelva el silencio. Hacerse una pregunta y callar. Al menos por una vez en la vida.