La curva y la contracurva: barroco infinito
Así fue mi conversión al Barroco. Bajo aquella cúpula alta e insolente, bajo los techos artesonados, mientras paseaba por los arcos y frontones rotos hasta las sombras de las columnas (…) ante la fuente, interrogando a las sombras (…) regocijándome con sus recargadas proezas de temeridad e inventiva, sentí dentro de mí un sistema nervioso totalmente nuevo, como si el […]